miércoles, 7 de octubre de 2009

Escrito por Gabino Rivera Inzunza.
Especialista en Protesis y Ortesis.
CFO-01321

Calzado.

En el articulo anterior hablamos de las plantillas, los tipos, los materiales, sus ventajas, etc. Ahora hablaremos del calzado, el cual es igual de importante que las plantillas.


Originariamente, el calzado tenia por misión proteger el pie del contacto con el suelo, el frío, la humedad y otros factores externos. En la época actual, se ha convertido en una prenda de vestir, como tal está sujeto a los imperativos de la moda, y esta evolución ha comportado que actualmente sea un agente externo potencialmente patógeno, que provoca a menudo grandes problemas en los pies.

Los enfermos diabéticos no son una excepción a este hecho y en ellos el calzado puede actuar agresivamente sobre un "pie de riesgo".

Por otra parte, realizando modificaciones en el calzado podemos actuar sobre el pie, alterando el reparto de cargas en su zona plantar. Este hecho, es de utilidad para prevenir, cuando existen zonas que están sometidas a una presión excesiva, la aparición de úlceras en el PD (pie diabetico).

Partes del calzado.

El calzado se compone de cuatro principales partes: caña, pala, suela, y el tacón.


La caña es la porción del calzado que cubre y sujeta el retropié. La pala es la parte que protege el antepie y el mediopié. La suela se encarga de proteger al pie del suelo y el tacón es la elevación que existe en la parte posterior de la suela.
Según el sistema de ajuste o cierre podemos distinguir varios modelos de calzado: Blucher, Inglés, Gran abertura, Manoletina o Sandalia.
 
El modelo Blucher, al disponer de una lengüeta y un cordaje amplio, .permite un mayor margen de ajuste del zapato al pie. En el modelo Inglés la posibilidad de ajuste es muy pequeña.

El modelo Gran Abertura, aporta una abertura amplia hasta el antepie, que facilita la introducción del pie y puede así comprobarse el ajuste del mismo dentro del calzado. Su mayor inconveniente es de índole estética.


En el modelo Manoletina, el ajuste del empeine puede realizarse bien a través de una cincha elástica que facilita, aunque levemente, la adaptación, o bien mediante una cincha no elástica que limita esta posibilidad.

Por ultimo, en el modelo Sandalia el ajuste se realiza con una hebilla y un broche, proporcionando un gran margen de ajuste. Es adecuado para las épocas de calor pero este cierre proporciona muy poca sujeción lateral, por lo que no es el modelo ideal, cuando existe una inestabilidad lateral del pie. El zapato debe quedar sujeto al pie entre el contrafuerte del talón y el empeine.

Los zapatos tipo salón, que no cubren el empeine y solo quedan sujetos por la puntera, pueden generar alteraciones en los dedos en forma de callosidades, helomas o hallux valgus.

Funcion y Objetivos.

Reparto de las cargas en la planta del pie: De igual forma que con las plantillas, con el calzado se intentará disminuir la presión en las zonas más expuestas a la ulceración, como son las cabezas de los metatarsianos. Para ello, si la persona con un pié de riesgo utiliza solamente calzado sin plantillas, este debe llevar una suela interior blanda y un pequeño arco plantar que se acomode al arco interno.

Reducción de la fricción: La fricción que se produce entre la planta del pie y el calzado es un factor importante en la producción de úlceras plantares. Esta fricción, da lugar a pequeñas ampollas, que debilitan la piel y favorecen la ulceración. Para evitarlo, es importante que el calzado se ajuste perfectamente al tamaño del pie, evitando pequeños desplazamientos interiores que son los causantes de este problema.
Acomodación de las deformidades: En el PD son muy frecuentes las deformidades. En ocasiones son inicialmente poco graves, como los dedos en garra, los dedos en martillo, o el hallux valgus. En otras, se trata de grandes deformidades como ocurre en el pie de Charcot. Si se encuentran poco desarrolladas, es posible que sea suficiente con acudir a un zapatero que intentará moldear el zapato en el punto donde se encuentra la deformidad, pero en deformidades de más entidad, como son los dedos en garra o en martillo, será necesario utilizar un zapato con una altura extra a nivel de la caja que impida el roce del dorso de los dedos con el mismo. Si se trata de un hallux valgus, será necesario un zapato de ancho especial para ubicar todos los dedos de una forma desahogada. En las grandes deformidades como el pie de Charcot es imprescindible la fabricación de un calzado a la medida.

Disminución de la movilidad de las articulaciones afectas: Cuando existen articulaciones inflamadas o dolorosas en las que es necesario limitar su movilidad, el zapato debe proporcionar a nivel de las mismas la rigidez suficiente para evitar su movimiento.

Prescripcion.

El calzado que se prescribe en el PD debe reunir una serie de características:


Suela gruesa: Generalmente el zapato convencional de diseño tiene el antepie provisto de una delgada suela de cuero, que proporciona una determinada elegancia pero que desprotege del frío, del calor o de las irregularidades del terreno. En el PD, la suela debe ser de caucho o material sintético, de más de medio centímetro de grosor, de forma que actúe como una capa protectora del antepie. El calzado deportivo puede considerarse un buen calzado preventivo.

Caja amplia en altura y en anchura con puntera redondeada: Se evitarán así las presiones y rozaduras en los dedos del pie.

La caja y la caña deben ser fabricadas en piel fina y suave: Esto facilitará la acomodación del pie al calzado. En la actualidad existen en el mercado unos zapatos especiales para pies diabéticos o pies sensibles que tienen la caña y la caja fabricadas en Plastozote. Este es un material muy suave, que se puede moldear a baja temperatura, con la ayuda de una fuente de aire caliente, y que facilita las correcciones oportunas en aquellas circunstancias en las que el calzado presenta de sobrepresión. Prácticamente, lo que hace es adaptar el zapato al pie del paciente. Lógicamente este calzado sirve solamente para pequeñas deformidades.


El cierre del zapato debe ser de cordones: Aunque su colocación resulta más incomoda y su estética puede ser cuestionable, tienen la ventaja de que se puede adaptar a pequeñas deformidades del pie, a los edemas y a las inflamaciones. Sin embargo los avances en la fabricacion de calzado, y por la edad mas comun para este problema del PD se pueden utilizar velcro para facilitar la colocacion del calzado. En caso de que con posterioridad fuera necesaria la adaptación de plantillas, esto va a resultar más fácil con un zapato de estas características. Cuando se utilizan plantillas, lo ideal es utilizar un zapato como mínimo de un número superior al utilizado habitualmente o preparado para incorporar plantillas ortopédicas.

Altura del tacón: La altura del tacón juega un papel importante en la biomecánica del pie y en las presiones plantares. El pie colocado en un zapato de tacón alto, tiende a resbalarse hacia delante, produciendo un aumento de las presiones soportadas por las cabezas de los metatarsianos y por los dedos. En nuestro medio es muy frecuente la utilización de zapatos de tacón alto. Cuando una persona está habituada a lo largo de muchos años a utilizar tacones altos en sus zapatos y se le indica que reduzca la altura de los mismos, argumenta con frecuencia que con un calzado más plano le resulta difícil andar porque siente una gran tirantez en la zona del tríceps y del tendón de Aquiles. Este hecho es debido a que se produce una retracción
del músculo tríceps al cabo de los años. En estos casos, se aconseja que vayan disminuyendo progresivamente la altura del tacón.



Modificaciones en la suela del calzado.

Para modificar las presiones en la planta del pie podemos actuar mediante plantillas o sobre la suela externa del zapato. Cuando existen alteraciones durante la marcha en el sentido de pronación o supinación del pie, podemos intervenir colocando pequeñas cuñas internas o externas en la suela. Así, cuando se trata de un pie pronado colocaremos una cuña en la mitad interna de la suela del zapato y al contrario en un pie supinado.



Un recurso muy utilizado para disminuir las presiones a nivel de las cabezas de los metatarsianos, es la colocación de una suela en balancín o una barra retrocapital.

Calzado a la medida.

Como se ha mencionado anteriormente, cuando existen grandes deformidades en el pie, el único recurso que nos queda es la confección de un calzado a la medida. Para ello, se toma la medida del pie con vendas de escayola, obteniendo un molde que posteriormente se rellena del mismo material para conseguir el positivo. Del mismo se fabrica la horma para la posterior confección del calzado.

En la prescripción del calzado a la medida habrá que incluir una serie de especificaciones de acuerdo con el estado del pie y los objetivos que queramos conseguir:
a).- Zapato o Bota. Generalmente en el PD se prescriben zapatos. Solamente en el caso de que exista una inestabilidad de la articulación del tobillo asociada a deformidades importantes en varo o en valgo del talón, se prescribirá la bota.

b).- Suela. Al igual que en el calzado prefabricado, ésta será gruesa para conseguir una mejor protección del pie.

c).- Modificaciones. Cuando además de la deformidad en la planta, el pie presente una callosidad o una zona sensible que interese descargar, debe realizarse la modificación del molde positivo sobre el que se elabora el zapato. Igualmente, en el calzado a la medida se pueden añadir las cuñas o aquellas modificaciones de la suela necesarias, para corregir alguna alteración postural.

Bueno aqui termina este articulo, cualquier duda, comentario hazla llegar para que siempre estes informado. Y para nuestro siguiente articulo hablaremos de ortesis y calzado en el tratamiento de las ulceras del pie diabetico (PD).

Atte:
Gabino Rivera Inzunza
Ortho Techs Mexicali

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